La combinación de nuestra funda nórdica con el edredón puede resultar estupenda, cobijándonos durante toda la noche y facilitándonos un descanso verdaderamente reparador. O puede que nos salga fallida, provocándonos precisamente las sensaciones opuestas. ¿De qué depende realmente? Pues en gran parte, del tipo de tela que escojamos. Y es que si escogemos un tejido inapropiado, podríamos pasarnos la noche con sudores o incluso llegar a pasar frío. A veces tenemos la sensación de tener que conformarnos o vernos en la tesitura de escoger entre algo bonito, que nos gusta estéticamente, o algo cómodo y práctico. Pero, ¿por qué no podemos tener ambas cosas?
Lo primero de todo es tener muy claras cuáles son las diferencias entre una funda nórdica y un edredón, puesto que a veces todavía existe cierta confusión al respecto.
Podríamos comparar un edredón con una almohada. De esta manera, la funda nórdica sería como la funda de almohada. La funda nórdica protege al edredón de manchas, de sudor o de nuestras propias bacterias.
Por supuesto, cuenta con la gran ventaja que supone poder lavarlas por separado, protegiendo el edredón o el relleno por el máximo tiempo posible, ya que lavar una funda nórdica es mucho más sencillo y rápido.
Por otro lado, a muchas personas les gusta cambiar con cierta regularidad o entre estaciones los colores de su cama, resultando mucho más sencillo hacerlo con las fundas nórdicas que con los edredones o con las mantas (algo que, por otro lado, también resulta bastante más económico).
Utilizar correctamente una funda nórdica
La mayoría de las fundas nórdicas están concebidas para poder cerrarse y mantener sujeto el edredón, ya sea con lazos, con botones, cremalleras… Es muy importante intentar mantener el edredón bien colocado, algo bastante sencillo si lo estiramos bien.
¿Se puede utilizar una funda nórdica sin edredón?
¡Claro! ¡Por supuesto que se puede! Si bien no es lo más habitual, puesto que las fundas nórdicas están pensadas para albergar en su interior un relleno o un edredón, no hay ningún problema en usarlas por separado. Y es que cada año nos sorprende con algunos de esos días en los que, de repente, ni hace suficiente frío como para utilizar una funda con un edredón en su interior, ni hace tanto calor como para dejar únicamente la sábana. Durante esos días hay personas que no se complican la vida y utilizan únicamente la funda nórdica para taparse. La sensación es bastante ligera y similar a estar durmiendo con dos sábanas encimeras.
Tamaños y medidas de fundas nórdicas
Estos son los tamaños y las medidas más habituales para fundas nórdicas en España, según las propias medidas de nuestra cama:
- Para una cama de 90 cm.: 160 x 220 cm.
- Para una cama de 105 cm.: 190 x 220 cm.
- Para una cama de 135 cm.: 220 x 220 cm.
- Para una cama de 150 cm.: 240 x 220 cm.
- Para una cama de 180 cm.: 260 x 240 cm.
Por regla general, la mayoría de las personas intentamos comprar siempre fundas nórdicas un poco más grandes que nuestra cama, con la finalidad de tener algo de margen y que no queden excesivamente justas. También conviene tener en cuenta la profundidad de nuestro colchón, ya que según el grosor del colchón que estemos utilizando, podría ser interesante buscar una talla superior. Del mismo modo, dependerá de si queremos darle un aspecto más esponjoso o más plano.
Como solemos recordar siempre en Llar (¡y defender), sólo nosotros, a título individual, podemos decir cuál es nuestra funda nórdica ideal. ¡Y es que nadie mejor que nosotros para conocer nuestros gustos!
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