La calidad de tu descanso y las horas que dedicas a dormir son de vital importancia para recuperarnos y afrontar un nuevo día de forma positiva y con capacidad de concentración.
Uno de los factores principales que determinan la calidad del descanso es la posición en la que duermes. Las posiciones más comunes son boca arriba, boca abajo y de lado. Sin embargo, hay personas que les gusta dormir en posiciones inverosímiles que, incluso llegan a molestar a las personas convivientes causando entre ellos pequeños conflictos muy comunes como estirones de sábanas y de almohadas.
De hecho, la posición en la que duermes dice mucho sobre ti y sobre tus hábitos. Como comentábamos antes, quien duerme boca arriba, lo hace de forma más relajada dado que al tener el cuerpo totalmente estirado, la sangre fluye mejor sin que haya ningún tipo de obstrucción. Nos levantaremos más descansados y con menos dolores musculares.
Si eres de l@s que prefiere dormir boca abajo, tienes más riesgos a sufrir problemas de cuello y espalda porque éstos no quedan de forma alineada. Así que lo más probable es que te despiertes más frecuentemente y con posibles dolores que tengas que arrastrar durante el día entorpeciendo tus actividades diarias. Un aspecto positivo, sin embargo, es que en esta postura evitarás roncar durante la noche, algo más frecuente en aquellos que duermen boca arriba.
Un estudio publicado en The Journal of Neuroscience revela que lo más beneficioso para nuestro cuerpo es dormir de lado. Así que si eres una de estas personas debes saber que es la mejor postura dado que alivia la tensión de la zona lumbar y nos ayuda a tener un sueño más reparador y, por lo tanto, de calidad.
Fundas de colchón, sábanas bajeras y fundas de almohada
Por otro lado, a parte de la posición en la que dormimos, hay más factores que influyen en la calidad de nuestro descanso. Sobretodo en verano, cuando nos cuesta más conciliar el sueño por las altas temperaturas es importante utilizar ropa de cama de materiales transpirables y duraderos. Empezando por una funda de colchon de algodón, que lo proteja del sudor y que evite la acumulación de ácaros y bacterias.
También debemos usar una buena almohada antiarrugas que sea cómoda y se adapte a nuestro cuerpo. Hay a quienes les gustar usar almohadas de látex, de espuma o de plumas, más grandes o más pequeñas. Lo importante es que ayude a relajarte mientras duermes. Además, de nada vale tener una almohada de calidad sin una funda de almohada que la proteja y cuyo material sea suave y resistente.
Para aquellos que suelen moverse más durante la noche también es conveniente que usen sábanas bajeras ajustables que se adapten bien al colchón y que no se desplacen con facilidad. Pueden ser sabanas 150, sabanas 135 o sabanas 105. ¡Levantarte con las sábanas arrugadas es de lo más incómodo! Eso nos provocará molestias e irritabilidad durante la noche dado que nuestro cuerpo estará en contacto directo con el colchón en lugar de con un tejido suave y fresco como la bajera.
Otros factores como el ruido, la cantidad de luz o el orden que haya en el dormitorio también influirán en la calidad de tu descanso. No los infravalores y tenlos en cuenta para conseguir un sueño reparador. Recuerda que descansar mejor depende de los hábitos que sigas, así que ¡empieza a ponerlos en práctica!
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