No hay nada tan clásico como utilizar una sábana para preparar un disfraz de Halloween realmente casero. Y es que Halloween no sólo es un día especial, en general para los más pequeños de la casa, sino que también puede ser la excusa perfecta para renovar nuestras sábanas y darles un último uso a esas sábanas antiguas que tenemos amontonadas en el armario y así hacer disfraces para halloween, básicamente porque nos da algo de pena tirarlas.
Así que no se hable más, hoy toca hacer espacio en nuestro dormitorio, algo que siempre se agradece, y preparar nuestros disfraces para Halloween casero con mucho cariño, no los típicos comprados y despersonalizados que lleva todo el mundo. ¡Seguro que os animáis hasta el punto de terminar preparando disfraces incluso para vosotros y no sólo para los niños!
Superhéroe con capa
Para los más pequeños, Halloween, como cualquier otra ocasión, no es más que una excusa para poder disfrazarse. ¿Y qué disfraz adoran siempre los niños? Por supuesto, el de un superhéroe. No falla. Da igual de qué personaje se trate, si existente o inventado, lo importante es que lleve su capa. Su imaginación hará el resto. Sencillamente les encanta. Y dependiendo de su edad y sus gustos, podemos ir dándole al disfraz un toque un poco más macabro.
Este tipo de disfraces, en los que lo primordial es la capa, resultan ideales si las sábanas que tenemos intención de jubilar con honores son de algún color. No hace falta complicarse mucho cosiendo, lo importante es que el enganche del cuello resulte seguro para el niño/a. Si no queremos complicarnos mucho o se trata de niños muy pequeñitos, podemos complementar fácilmente la capa con unos manguitos a conjunto (de la misma sábana).
Toga
Es muy probable que las sábanas que vayamos a aprovechar sean blancas o de tonos crudos. En estas tonalidades, o incluso aunque sean otras en realidad, otra opción sencilla, práctica y con muchas posibilidades es hacer una toga. Una antigua divinidad griega, un erudito… La toga sería la protagonista, pudiendo añadir complementos al gusto. Igual que en el caso anterior, se pueden ir añadiendo detalles más terroríficos (sangre, pinturas… ¿un dios maléfico vengativo quizás?). Con una antorcha, una corona o incluso una espada, será un disfraz genial.
Fantasma
El clásico por excelencia. Con una sábana blanca, cubrimos y recortamos para ajustar la medida, dejando dos agujeros a la altura de los ojos para poder ver. Opcionalmente podemos dibujarle una boca, aunque a veces resulta más impactante no hacerlo. Con una linterna o unas cadenas que se vayan arrastrando, será un éxito seguro. Opcionalmente se puede recortar la parte inferior para que termine en punta. En cualquier caso, para este disfraz no pasan los años.
Momia
Este disfraz es otro gran clásico, aunque es un poco más laborioso que el anterior. ¡Aunque tampoco tanto como parece! Para preparar nuestro disfraz de momia, cortaremos nuestras sábanas viejas en tiras lo más largas posibles. No hace falta cubrir por completo nuestro cuerpo con las vendas. De hecho, si nos cubrimos demasiado puede que nos agobiemos o incluso que nos cueste un poco caminar y movernos. Podemos aprovechar las partes de nuestra piel que queden a la intemperie incluso para pintarlas de negro, verde o morado.
También es importante dividir la parte la parte inferior del disfraz de la parte superior, para que sea cómodo por si nos lo tenemos que quitar un momento o ir al baño. Con respecto a la parte superior, en la cabeza, podemos esmerarnos más y dejar al descubierto únicamente los ojos.
Opcionalmente podemos añadir algo de “sangre” tiñiendo o salpicando parte de las sábanas.
Ángel
Hay gente a la que le gusta romper con todo. Una manera original de hacerlo es hacer un traje de ángel para Halloween. Con una sábana podemos hacer un traje similar al de la toga, aunque mucho más corto (por supuesto siempre al gusto de quién lo lleve). El disfraz se complementaría con unas alas y un halo, que podemos hacernos nosotros mismos con las sábanas (y bastante purpurina) o bien comprar directamente en una tienda de disfraces. ¿Qué tal un ángel siniestro o ensangrentado?
Cocinero terrorífico
Con un poco de esmero, podemos preparar un traje de cocinero siniestro muy fácilmente. Utilizaremos las sábanas para preparar un gran delantal de cocinero, que por supuesto llevaremos manchado de “sangre”. En esta ocasión nos va a tocar coser sí o sí, así que ya que estamos, si nos animamos podemos hacernos el gorro con las propias sábanas (no es tan difícil como cabría esperar), pero si no nos valdrá cualquier gorro de cocinero, ya sea normal o de una tienda de disfraces. ¡No puede faltar algún cuchillo o utensilio de cocina igualmente ensangrentado para darle ese toque!
A muchos de estos disfraces, por no decir todos, les vendrá genial un “saco” (que los niños intentarán llenar de dulces y caramelos). ¿Y qué mejor saco que una funda de almohada que hayamos reaprovechado?
Como decimos siempre, el límite lo pone vuestra imaginación.
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