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El arte de lo simple

¿Qué es simple?

Muchas personas pueden pensar que simple es aquello que carece de composición, que no presenta complicaciones o dificultades, pero creemos que es algo completamente distinto.

En lo simple reside la complejidad. Para nosotros la sencillez se alcanza conquistando dicha complejidad, no desechándola.

Debemos entender todo el proceso sobre cualquier punto para poder simplificarlo. Por ejemplo, en un hogar, tenemos que entender su propia naturaleza: qué es necesario o innecesario, qué uso le damos realmente…Para así poder encontrar la sencillez y la calma.

La sensación de haber encontrado la simplicidad en un lugar, ya sea nuestro hogar u otro sitio, es que notamos que éste se rinde ante nosotros, no a la inversa.

No es un proceso fácil, es algo que hay que trabajar a diario, prestando especial atención a las cosas superfluas.

Un gran ejercicio para comenzar un cambio en nuestras vidas, es limpiar y ordenar nuestro hogar de objetos que no se utilizan. Ganaremos paz, orden, será más fácil la limpieza y crearemos atmósferas elegantes, sin recargar y que aporten la belleza de la simplicidad.

La realidad es que menos es más, y más vale tener un cajón con tres juegos de toallas de calidad, que un armario entero de toallas raídas o que han perdido su esponjosidad. Lo cierto es que si se combinan adecuadamente los textiles del hogar y la propia ropa, se utiliza menos espacio, se contamina menos y simplificamos nuestras vidas, ganando algo muy valioso que no se compra con el dinero: ¡ganamos tiempo!

Como diría Hans Hoffman, “la habilidad de simplificar significa eliminar lo innecesario para que lo necesario pueda hablar”.

Hay que entender que mucha gente se queda con la primera impresión. Y es algo que no tiene por qué ser negativo. Por ejemplo, en una casa, si la primera impresión es compleja, puede llegar a transmitir malas sensaciones. Lo realmente bonito de un hogar, es que una persona ajena pueda entrar y entender cómo funciona absolutamente todo en esa casa.

La simplicidad va muy ligada a la intuición. Cuando algo es sencillo, sabemos exactamente cómo utilizarlo o cómo habitarlo correctamente.

Minimalismo

Hablemos del arte de simplificar para ser libre, del minimalismo. Es una variante muy importante de la sencillez, en palabras de los creadores de este estilo de vida, “es una herramienta catalizadora para deshacernos de los excesos”.

En los hogares, sin ir más lejos, acumulamos decenas de los llamados objetos “por si acaso”, ocupando sitio, sin utilidad durante años, quizá incluso décadas. Tras esto se esconde un temor más profundo: el desapego.

Comprender que no podemos almacenar productos y emociones nos hace más libres y poderosos. También nos ahorra horas de limpieza, para qué vamos a engañarnos. Ese bidé en el baño que tiene como uso exclusivo almacenar ropa sucia, esa estantería para las llaves de tu entrada, que va acumulando cartas y de todo menos llaves, ese armario “de las mantas” donde hay mantas de las que abrigan pero que si te las pones encima ya no te puedes mover por lo que pesan, o el cajón de los “porsis” de la cocina, con instrucciones de electrodomésticos que ya ni siquiera tenemos…

En definitiva, el arte de lo simple es adentrarse en lo más profundo de una situación o de un hogar, para poder conocer lo esencial y así sacar a relucir su estética y belleza.

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