Estar por primera vez lejos de lo que conocemos como hogar, puede llegar a ser intimidante. Y si a esto le sumamos un bajo presupuesto y bastante estrés, aún más.
Hoy vamos a darte algunas ideas sencillas, prácticas y económicas para crear con poco presupuesto un cuarto de estudiantes con su mejor potencial, y además aplicable aunque no salgas de la casa familiar.
Es importante distinguir bien los espacios de descanso y estudio. Si quedan físicamente bien diferenciados, automáticamente nuestra mente y cuerpo comprenderán qué vamos a realizar en cada zona.
Realmente es indiferente el tamaño del habitáculo, pero por supuesto, si es un espacio grande, mejor.
Si se dispone de una ventana, la mejor idea es utilizar este espacio para tener una mesa y escritorio, ya que la luz natural es un estimulante sencillo. Este soporte debería estar lo más despejado posible, siempre intentando tener ordenados los cajones, y en el tablero superior una fuente de iluminación, una botella de agua y alguna planta o cactus (no es ningún mito, ciertamente absorben la radiación electromagnética, especialmente los Cereus Peruvianus, también conocidos como “cactus del ordenador”).
Tener una zona despejada y en orden ayudará a que nuestras ideas y pensamientos también lo estén.
Otra zona es la de descanso. No es aconsejable estudiar en la cama, tanto por incomodidad en la postura, como por falta de orden y por estar demasiado asociada a descansar.
En cuanto a la cama, contar con un colchón cómodo, una almohada que nos sujete debidamente las cervicales y un juego de sábanas de algodón (sabanas 150, ¡si es una cama grande mejor!), pues está demostrado que debido a su mayor transpirabilidad, ayuda a tener un mejor descanso. Una cama agradable, ligera y que nos invite al descanso, es esencial. No hacen tanto las horas de estudio como el tener una buena pauta de higiene en el descanso. Dormir ordenadamente y descansar profundamente ayudará a asentar mejor las conocimientos adquiridos.
Los toppers para colchones son una opción estupenda para darle una segunda vida a tu colchón.
Por otro lado, unas cortinas de un color agradable, con su barra de cortina, o bien un estor noche y día, para que deje pasar la luz, con tonos suaves o neutros, es otra consideración a tener en cuenta.
¿Cuál sería el mejor color para estudiar? Desde luego la cromoterapia apuesta por el color amarillo. ¿Cuál es el color por excelencia con el que subrayamos? El amarillo nos ayuda a memorizar, potencia el intelecto, fija conceptos y mentalmente lo asociamos al éxito.
Se trata de un color estimulante. Si la zona de estudio y de descanso se encuentran en el mismo lugar, sería interesante separar incluso en colores ambas estancias. Una forma simple de hacerlo es utilizar la decoración en amarillo para la zona de estudio, y en tonos más azulados, blancos o verdosos para el descanso. Estas pequeñas sutilezas aportan a nuestro subconsciente más mensajes de lo que a primera vista pudiera parecer.
Otro aspecto importante es la gestión del tiempo. Si cerca de la zona de estudio nos podemos poner un tablón o pizarra y un reloj, será perfecto para poder ver de un solo vistazo las tareas pendientes y la hora en la que estamos, sin caer en distraernos mirando el teléfono.
Si tenemos que comprar muebles, adquirir un sofá-cama puede ser una gran idea. Con unas fundas agradables y varios cojines, puede hacer las maravillas durante el día y dar un cambio completo durante las horas de descanso.
Sin duda todos estos pequeños consejos pueden ayudarte, pero si de algo no te debes olvidar es que tus nota so tu carrera no van a definir quién eres, son un complemento que eliges. Si en algún momento te frustras o decides cambiar algo, tienes derecho a hacerlo. Busca el apoyo de familiares y amigos, ¡no olvides que puedes lograr cuanto te propongas!
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