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COMO LAVAR UN ALBORNOZ POR PRIMERA VEZ Y EVITAR PELUSAS

¡Llega el momento en el que por fin nos decidimos a comprar un nuevo albornoz! O quizás incluso nos animamos a renovar los albornoces de toda la familia. Puede que hayamos buscado las opciones más económicas o tal vez hemos ido directamente hacia un albornoz de calidad. No importa, porque en un caso u otro podría preocuparnos que soltase algo de pelusa en los primeros lavados.

 

¿Cómo debemos lavar un albornoz nuevo?

Si queremos que nuestros nuevos albornoces nos duren por mucho tiempo y permanezcan suaves, es fundamental empezar a cuidarlos desde el primer día.

 

lavar un albornoz por primera vez

 

El primer lavado

El primer lavado de nuestro albornoz antes de utilizarlo es crucial. Los primeros dos o tres lavados, es importante que separemos los colores más fuertes para lavarlos por separado. Tras los primeros lavados ya no será necesario tomar esta precaución.

Es recomendable que la temperatura del agua sea fría o tibia, y en caso de utilizar detergente, que sea suave. En cuanto al suavizante, es bastante opcional. Por ejemplo, en el caso de los albornoces Zero Twist de Don Algodón, muchos usuarios prescinden del uso de suavizante, ya que de por sí su tejido ya es suave.

 

evitar que el albornoz haga pelusas

 

Secar el albornoz

La mejor manera de secar nuestros albornoces es al aire libre. Eso sí, buscando siempre que no le de el sol directamente. Si le da el sol, al secarse podría quedar más acartonado y la sensación sería más áspera.

 

Cómo lavar un albornoz para que no suelte pelusa

Esta es la pregunta clave. Cómo decíamos, no importa la calidad del albornoz, por su naturaleza es posible que suelte algo de pelusa en los primeros días. Hay una forma muy sencilla de evitar que esto suceda, que consiste en sumergir el albornoz en agua, con dos cucharadas de sal y un chorrito de vinagre. Lo dejaremos así unas tres horas y media, bien cubierto. Después lo sacaremos y lo lavaremos, eso sí, sin hacer uso ni de detergente ni de suavizante.

Este pequeño truquito tiene una doble función: por un lado ayudará notablemente a que el albornoz no haga pelusas, mientras que por otro evitará que pueda perder el color (especialmente en colores más vivos).

Muy a menudo, las soluciones más sencillas son las mejores.

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